Los prototipos y concept cars siempre fueron utilizados para marcar tendencias, desafiar límites de diseño y mostrar el futuro de la industria. Sin embargo, pocos tienen una historia tan trágica y misteriosa como la del Chrysler Norseman, un verdadero distinto en este sentido.
Pese a lo que las imágenes exhiben y lo que cualquiera podría imaginar, este vehículo nunca llegó a conocerse y ser admirado por una razón particular: se perdió en el fondo del Océano Atlántico cuando era trasladado. A continuación, qué ocurrió, su historia, cómo podría haber impactado y más.
Cómo surgió el Chrysler Norseman
El Norseman fue concebido en 1953 como un prototipo que representaba lo mejor de la colaboración entre la Chrysler Corporation y el legendario carrocero italiano Ghia. Se diseñó bajo la dirección de Virgil Exner y formaba parte de una serie de concept cars que destacaban la visión futurista de Chrysler.
El proyecto avanzó lentamente debido a su complejidad técnica. De hecho, tardó más de un año en superar la fase de bocetos. Luego, la construcción del vehículo tardó otros 15 meses debido a su fabricación casi artesanal.
La carrocería del Chrysler Norseman, hecha 100% de aluminio, era una rareza para la época, y sus innovaciones iban más allá: un diseño fastback, un parabrisas envolvente y la ausencia de un pilar B que garantizaba integridad estructural gracias a arcos de acero.
Asimismo, el techo panorámico automático del Norseman continúa llamando la atención al día de hoy. ¿Por qué? Porque ofrecía una experiencia única para los pasajeros, con tecnología y estética de una manera nunca antes vista. Prometía y mucho para aquellos años.
El fatídico destino: ¿Qué sucedió y por qué?
El Chrysler Norseman fue enviado el 17 de julio de 1956 desde las instalaciones de Ghia en Turín para embarcar en el lujoso buque SS Andrea Doria, con destino a Nueva York. Su objetivo era ser una de las grandes estrellas del Salón del Automóvil de dicha ciudad.
El viaje del Andrea Doria terminó en tragedia. Entre el 25 y el 26 de julio, el barco colisionó con el SS Stockholm, un buque sueco que se había desviado de su ruta.
En un imprevisto se hundió y fallecieron 51 personas, 46 del Andrea Doria y 5 del Stockholm. Y entre los numerosos objetos valiosos que se perdieron en el fondo del Atlántico estaba el Chrysler Norseman, un auto que quedó en el olvido, pero cuya repercusión no se puede negar.
En pocas palabras, el prototipo que tanto prometía nunca llegó a su destino. Aunque estaba asegurado, no pudo compensar la pérdida de una obra maestra automotriz. Ni siquiera las propias autoridades de la compañía lo conocieron, aunque el carrocero español Pedro Serra aseguró haberlo visto en las instalaciones de Ghia durante una visita en 1956.
El mito que no fue
El Chrysler Norseman no fue el único objeto de gran valor que se hundió con el Andrea Doria. El buque transportaba una gran cantidad de artículos preciosos, muchos de los cuales yacen inalcanzables en las profundidades del océano.
La ubicación del naufragio y la degradación de los restos hacen improbable que algún día se recupere algo. No obstante, el Norseman se transformó en un mito dentro de la historia del automovilismo, dado que combina innovación, tragedia y un aura de misterio que sigue fascinando a los entusiastas de los autos clásicos.
Más allá de todo, el Norseman representó el ingenio y la creatividad de una época dorada para los concept cars. Y es posible pensar en que su existencia y posterior venta le hubiera proporcionado otro destino a Chrysler que atraviesa una profunda crisis.
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