El Dodge Charger con motor V8 que todos conocen y hasta aman se convertirá en pasado para dar lugar al modelo de última generación con su potente motor de seis cilindros en línea. Aunque no tiene fecha de lanzamiento confirmada, se estima que está a la vuelta de la esquina.
A partir de representaciones virtuales, el nuevo Charger parece perfecto para personalizaciones. Y es allí donde radica su principal diferencia respecto del tradicional. En lugar de ser un modelo único e inigualable, se podrá modificar y adaptar a las preferencias de cada conductor, pero siempre conservando al máximo la esencia.
Rediseño y modificaciones del nuevo Dodge Charger
Este llamativo Charger fue rediseñado por Abimelec Design y, aunque las modificaciones parecen menores, tienen un efecto transformador. Para empezar, el sedán de cuatro puertas fue equipado con un nuevo splitter delantero de fibra de carbono y faldones laterales del mismo material, lo que le da una apariencia más baja y agresiva.
Los ajustes continúan en la parte trasera, donde se agregó un difusor de fibra de carbono mucho más dramático en comparación con la zona inferior lisa del modelo estándar. También sumó un gran alerón tipo cola de pato que le confiere al Dodge un toque visual necesario. A su vez, monta un juego de ruedas personalizadas de Apex.
¿Eléctrico o a combustión?
Cuando se anunció por primera vez el nuevo Charger, la marca norteamericana confirmó que la versión eléctrica sería la primera en lanzarse, mientras que la de combustión interna, conocida como Sixpack, debutaría a finales de 2025. Sin embargo, informes recientes sugieren que Dodge se adelantó.
Así, la producción del Charger a gasolina empezaría en diciembre y las primeras unidades para clientes arribarían a los concesionarios entre marzo y abril del próximo año. Es cierto que el cronograma no está claro, pero la posibilidad de que así sea es cada vez más certera.
Cuando el Charger Sixpack finalmente esté disponible, se ofrecerá en dos configuraciones. La versión básica del motor Hurricane de seis cilindros en línea biturbo de 3.0 litros entregará 420 CV. Por su parte, el tope de gama alcanzará los 550. Y no sorprendería que Dodge lograra extraer aún más potencia de este motor en futuras versiones.
El ADN estadounidense es lo que explica por qué Dodge evoluciona hacia los propulsores eléctricos, pero, al mismo tiempo, se resiste a abandonar la tan tradicional y confiable mecánica, incluyendo los altos cilindrajes. De hecho, esto último es lo que le sigue interesando al público más fiel y exigente.