Pocas cosas sorprenden tanto en un segmento de autos como una transformación audaz. Y mucho menos esta, en la que un modelo clásico e icónico de una marca legendaria como Rolls-Royce fue convertido en una pick up distinta que no pasa inadvertida para nadie. De hecho, deja atónito a cualquier fan del lujo y la ingeniería.
Este proyecto es el resultado del trabajo de Jordan Wojciechowski y su padre John, quienes tomaron un clásico Rolls-Royce Silver Shadow II y para darle una nueva vida, muy lejos del propósito original de la compañía británica. Consiguieron un antes y después que nadie jamás imaginaría.
De lujo clásico a funcionalidad extrema
El Rolls-Royce Silver Shadow II, que se fabricó entre 1965 y 1985 y se destacó por su refinamiento, elegancia y confort, resultó ser un día la base de una sorprendente pick up, gracias a la visión de la familia Wojciechowski.
Este taller especializado en vehículos de alta gama, ubicado en Florida, requería de un modelo que mantuviera la estética del lujo, pero que también cumpliera con tareas pesadas, como remolcar cargas. La respuesta a esta necesidad fue contundente: transformar un sedán exclusivo en aquel entonces en una pick up con considerables capacidades.
La idea de construir una camioneta de este tipo a partir de un Rolls-Royce es difícil de imaginar, y más tratándose de una unidad con aproximadamente 50 años de antigüedad. Sin embargo, es, de alguna forma, una muestra suficiente de creatividad y determinación para distar incluso de las funciones para las que el modelo fue pensado en su momento.
Un Rolls-Royce sobre un chasis de Chevrolet: cómo fue la transformación
Para llevar a cabo esta audaz modificación, Jordan y su padre utilizaron la carrocería del Silver Shadow II y la montaron sobre el chasis de una robusta pick up Chevrolet. Esta decisión permitió combinar el lujo de un Rolls-Royce con la funcionalidad de una camioneta norteamericana.
Aunque el diseño final resulta impactante, especialmente por el desajuste visual entre la carrocería del Rolls y las ruedas de gran tamaño, no cabe duda de que el vehículo cumple con su cometido. Además, por su antigüedad, origen y modificaciones, luce bien distinto.
El motor que impulsa esta peculiar pick up no es el original británico, sino un V8 350 de Chevrolet, conocido por su durabilidad y potencia en aplicaciones de trabajo pesado. Las cifras técnicas no fueron reveladas, pero se acopla a una caja manual de solo tres velocidades con palanca al volante para mantener la originalidad del pasado.
Cambios en el interior y en el andar
A pesar de las importantes modificaciones en el exterior y la mecánica, el interior de la pick up Rolls-Royce permanece casi igual. El lujoso acabado en madera característico de la marca se encuentra, lo que brinda un aire de exclusividad y sofisticación al conductor. Igualmente, hay elementos adicionales que rompen con la esencia clásica. Por ejemplo, una iluminación en tonos violetas.
Cabe mencionar que una de las principales razones por las que la familia Wojciechowski decidió transformar el Rolls-Royce en una pick up fue para poder remolcar considerables pesos. Concretamente, hasta 13 toneladas, lo que asemeja a este vehículo a camiones de gran tamaño.
Más allá de la función o capacidades en sí, esta pick up de Rolls-Royce, con su singular combinación de lujo y fuerza, captura la atención de propios y ajenos en todo el mundo. Se trata de un ejemplar que nadie imaginó en el pasado, y mucho menos proveniente de la compañía británica.