El impacto de Toyota al mundo se repite una y otra vez en cada evento o presentación. En este caso, en el SEMA 2023, uno de los salones más importantes dedicados al tuning, con una pick up basada en un clásico de los años 60: la Land Cruiser FJ45.
Bajo el nombre de FJ Bruiser, esta camioneta personalizada es un proyecto desarrollado por Toyota Motorsports Garage de Estados Unidos. Por un lado, la transformación. Por otro, el modelo original que toma como base, el cual data de 1966 e influyó en el éxito del Land Cruiser actual.
El legado de la Land Cruiser FJ45 de 1966 y su cambio a pick up
El punto de partida de este proyecto es la Land Cruiser FJ45 de 1966, una todoterreno robusta y confiable que fue lanzada con motores de seis cilindros en línea de 3.8 y 4.2 litros, respectivamente. Si bien la potencia era modesta comparada a las que se observan hoy en día, eran suficientes para el desempeño en todo tipo de terrenos y climas.
Para no olvidar semejante legado, el equipo de Toyota Motorsports decidió llevar este clásico a otro nivel. Conservó el chasis original, pero aplicó modificaciones profundas para soportar un propulsor mucho más poderoso y componentes de última generación.
NASCAR V8, la mecánica elegida para este clásico todoterreno
De cada detalle relevante del FJ Bruiser, el primero a mencionar es su motor. En lugar de los originales de seis cilindros, la compañía nipona empleó un V8 NASCAR de 5.8 litros modificado, el mismo del Camry de competición. Así, produce un total de 715 CV, lo que lo proclama ahora como una de las pick ups más deportivas.
Además, esta mecánica se acopla a una caja de cambios automática de tres velocidades, diseñada específicamente para carreras, que le permite alcanzar una velocidad máxima de 265 km/h a 7000 rpm.
La potencia es tal que el chasis y la carrocería del modelo fueron reforzados con una estructura tubular a medida. Además, se conservaron los ejes de viga y se instalaron diferenciales Currie delanteros y traseros, junto con una caja de transferencia Atlas.
Estas modificaciones le otorgan al clásico transformado en pick up la capacidad de desenvolverse tanto en 2WD como en 4WD, con diferentes configuraciones para adaptarse a diversas condiciones de manejo. De esta manera, el andar y nivel de satisfacción son óptimos en todo momento.
Suspensión y llantas a la altura del desafío
Preparar el vehículo para terrenos complejos e incrementar sus performances va más allá del motor y la potencia. La capacidad de respuesta descrita del Bruiser se debe también a que quedó equipado con una suspensión de primera clase.
Concretamente, utiliza amortiguadores Fox y resortes Eibach, los cuales aseguran un manejo suave y controlado, incluso en las condiciones más extremas. A su vez, dispone de llantas Beadlock de 20 pulgadas y neumáticos todoterreno BF Goodrich de 42 pulgadas que garantizan una tracción insuperable.
Pero esto no es todo. Esta Toyota Land Cruiser de hace 58 años incluye un sistema de orugas CAMSO que permite mover el vehículo hacia adelante o atrás si queda atascado, sin necesidad de salir de la cabina. Se activa mediante un simple comando desde el interior, lo que suprime la necesidad de usar cabrestantes.
¿Cómo es el interior y qué cambió respecto al original?
En el interior, el equipo de Complete Customs se encargó de rediseñar la cabina para modernizarla, pero sin perder el encanto clásico. Los asientos individuales Momo rinden homenaje a los originales asientos de banco del FJ45, incorporando ribetes a cuadros que le otorgan un aire retro.
En lo que involucra más al conductor, el volante también es una pieza especial. ¿Por qué? Porque es uno de competición Jackie Stewart de 1968 que encaja perfectamente con el estilo general del coche. Todo esto se complementa con una experiencia de manejo única que posibilita el máximo disfrute.
¿Se ofrecerá al público en algún momento?
El FJ Bruiser o Toyota Land Cruiser de los ‘60 devenida en pick up no estará disponible para la venta al público, ya que es solo un concept car. De hecho, desde la compañía aclararon que fue creada únicamente para exhibir las posibilidades de personalización y las capacidades extremas de sus modelos.
De todos modos, hay una certeza. Se trata de uno de los muy pocos vehículos que atraen en simultáneo a los amantes de lo clásico, moderno y deportivo y del tuning. Y, además, en un modelo que es considerado un ícono en la historia de Toyota.