Cuando se habla de la industria automotriz suele repercutir mucho más el presente que el pasado. Sin embargo, este último abunda de historias y modelos que no desaparecen de la memoria de miles de personas y que, además, explica al menos una parte de la actualidad. Hay un vehículo de Ford que es un claro ejemplo, ya que fue y es al día de hoy el más temido.
La firma norteamericana ha destacado a lo largo de los años por sus modelos icónicos y su impacto duradero en el mercado global. Sin embargo, no todas sus creaciones han sido motivo de orgullo. En 1971, lanzó uno que, a pesar de sus intenciones iniciales, se convirtió en una de las mayores manchas negras en la reputación de la empresa:
Ford Pinto: de inicio prometedor a la peor decisión
El Ford Pinto fue introducido al mercado con la esperanza de competir en el segmento de autos compactos. En un principio, parecía que cumpliría e incluso superaría las expectativas. De hecho, su estructura y confortabilidad le ganaron rápidamente la atención de los consumidores, ya que vendió 400 mil unidades en su primer año. No obstante, este éxito inicial pronto se vio empañado por una serie de problemas fatales.
Sin embargo, el Pinto presentaba un grave defecto de diseño: el depósito de gasolina estaba ubicado en un lugar extremadamente vulnerable, lo que implicaba que, en caso de colisión, tendría altas probabilidades de incendiarse. Además, la mencionada estructura era muy débil, lo que lo hacía susceptible a sufrir daños severos incluso en accidentes a baja velocidad.
¿Cómo y por qué fue proclamado como el coche más peligroso del mundo?
Cabe mencionar que hace 50 años las normas en cuanto a seguridad eran prácticamente nulas. Y así y todo, el coche de Ford exhibía importantes desventajas en este sentido. Diferentes pruebas realizadas demostraron que un choque a apenas 40 km/h resultaba suficiente para convertir al coche en un acordeón.
Y no era solo una cuestión de números. Las consecuencias de estos defectos no tardaron en manifestarse. Se registraron miles de muertes debido a incendios y aplastamientos, principalmente en los Estados Unidos. Por eso, el Ford Pinto comenzó a ser conocido como el coche más peligroso del mundo, una reputación única, pero que ningún fabricante desearía.
La respuesta de Ford: controversia y negligencia
Lo más sorprendente de toda esta historia no radica en los defectos del vehículo, sino en la respuesta de Ford. En 1977, una investigación reveló que la compañía había efectuado más de 40 pruebas secretas que arrojaron resultados aún más negativos. A pesar de esto, decidió no tomar medidas para corregir los problemas, ya que, al fin y al cabo, el éxito inicial del carro era considerable y, además, el costo que implicaba era muy alto.
En lugar de retirar el modelo del mercado o rediseñarlo adecuadamente, la compañía estadounidense optó por una estrategia de indemnización y abonó 200 mil dólares por cada muerte ocasionada. Asimismo, debió afrontar 117 juicios, pérdidas millonarias y la necesidad de revisar más de un millón de unidades.