Hyundai y General Motors (GM), dos de los fabricantes más grandes del mundo, firmaron recientemente un acuerdo preliminar para trabajar juntos en varios niveles. Aunque no es vinculante, da inicio a una posible colaboración con gran impacto en el futuro de la industria automotriz.
A pesar de que todavía no se definieron planes concretos (al menos, no se dieron a conocer) este acuerdo abarca desde la adquisición de materias primas hasta el desarrollo de software. El objetivo es mejorar la eficiencia y reducir costos, como así también escalar posiciones en los diferentes segmentos.
¿Qué aspectos abarca esta alianza entre Hyundai y General Motors?
Uno de los principales puntos de esta colaboración se centra en la optimización de la cadena de suministro. En lugar de priorizar el desarrollo de nuevos vehículos, tal como muchos pueden imaginar, la idea radica en compartir recursos que optimicen la eficiencia en la producción y reducción de costos.
Así, la posibilidad de colaborar en el desarrollo de motores de combustión interna que cumplan con las regulaciones de emisiones a nivel mundial será clave para ambas compañías. Por eso, además, se espera que los vehículos eléctricos (EV) y tecnologías de energía limpia, como la energía de hidrógeno, adquieran un rol protagónico.
En un contexto global en el que los costos de producción son cada vez más altos, trabajar en conjunto para ofrecer coches más sofisticados, libres de emisiones y económicos es esencial. A su vez, la competencia de fabricantes chinos, como BYD, continúa creciendo y, por lo tanto, lo amerita aún más.
Hyundai y General Motors no quieren depender de los aranceles que los países impongan sobre las marcas o modelos provenientes de China como lo están haciendo Estados Unidos y la Unión Europea. En consecuencia, una colaboración que abarque desde la extracción de materias primas hasta el software parece ser la respuesta.
El rol de los vehículos eléctricos y la energía de hidrógeno
Tanto la compañía surcoreana como la estadounidense vienen avanzando a paso firme en sus respectivos planes de electrificación. Mientras la segunda ya colabora con Honda para desarrollar opciones accesibles, utilizando la plataforma de baterías Ultium, la primera ya se está consolidando con su propia gama, encabezada por el Ioniq 5, uno de los mejores SUV sostenibles de la actualidad.
El desafío -coinciden las autoridades- se encuentra en el campo de la producción a gran escala. Hyundai, por ejemplo, produce millones de toneladas de acero al año y cuenta con sus propias minas para la extracción de materias primas. Además, fue persistente en el desarrollo de coches con tecnología de celdas de combustible de hidrógeno, un campo en el que GM tiene experiencia, particularmente en la venta de flotas.
Aquí es donde podría surgir una ventaja estratégica, ya que las flotas que operan desde un único punto de recarga resolverían uno de los mayores obstáculos de la energía de hidrógeno: la infraestructura de reabastecimiento. Igualmente, nadie revela hasta el momento detalles precisos al respecto.
¿Nuevos modelos o eficiencia operativa?
Muchos piensan en un vehículo deportivo basado en el Camaro que conduzca como un Ioniq 5N o una camioneta Hyundai con las bases del Silverado, entre otros ejemplos, pero no. La realidad es que esta colaboración hace hincapié en la mejora de la eficiencia operativa que en desarrollar nuevos modelos.
Concretamente, y esto sí se sabe, ambas compañías están interesadas en optimizar sus procesos. Estos incluyen desde la obtención de la materia prima y materiales hasta la logística y capacidad para atender la demanda.
Cabe recordar que no es la primera vez que GM se asocia con otros fabricantes para reducir costos y compartir tecnologías. De hecho, la colaboración con Honda le sirve para evidenciar que es necesario ir más allá y replicar los resultados con otra. Hyundai lo tiene claro, por lo que las expectativas por parte de ambas son positivas.